Los huesos de la mano de Dios

La NASA explorando los Misterios del Universo

Des­de lo pro­fun­do del espa­cio, una ima­gen inquie­tan­te y, a la vez, extra­or­di­na­ria­men­te her­mo­sa ha sido reve­la­da esta sema­na por la NASA. Esta foto­gra­fía mues­tra los rema­nen­tes de una super­gi­gan­te estre­lla, situa­da a más de 16.000 años luz de la Tie­rra. Esta estre­lla, ago­ta­da de com­bus­ti­ble, colap­só para dar paso a un núcleo ultra­den­so, cono­ci­do como estre­lla de neu­tro­nes. La ima­gen, pare­ci­da a una mano fan­tas­mal púr­pu­ra y blan­ca, es una cap­tu­ra impre­sio­nan­te y sobrecogedora.

El retra­to celes­tial ha sido cap­tu­ra­do por dos teles­co­pios espa­cia­les de rayos X de la NASA: el Obser­va­to­rio de Rayos X Chan­dra y el Explo­ra­dor de Pola­ri­me­tría de Rayos X por Imá­ge­nes, o IXPE. Duran­te 17 días, el IXPE obser­vó la nebu­lo­sa de la estre­lla de neu­tro­nes, una nube lumi­nis­cen­te com­pues­ta por pol­vo y gas. Esta pro­lon­ga­da obser­va­ción mar­có un hito para el teles­co­pio, sien­do el perío­do más lar­go enfo­ca­do en un solo obje­to des­de su lan­za­mien­to en diciem­bre de 2021.

La inves­ti­ga­ción rea­li­za­da por el Cen­tro de Astro­fí­si­ca, ope­ra­do a tra­vés del Obser­va­to­rio Astro­fí­si­co Smith­so­nian y el Obser­va­to­rio del Har­vard Colle­ge, reve­ló que la figu­ra púr­pu­ra y blan­ca en for­ma de mano fue el resul­ta­do de la cap­tu­ra del cam­po mag­né­ti­co de la estre­lla. Este cam­po, gene­ra­do por la acti­vi­dad de par­tí­cu­las en el inte­rior este­lar, se encuen­tra car­ga­do por el ascen­so y des­cen­so de gas calien­te en las pro­fun­di­da­des de la estrella.

Las estre­llas masi­vas, al extin­guir­se, dejan estre­llas de neu­tro­nes rota­ti­vas con cam­pos mag­né­ti­cos pode­ro­sos. Algu­nas de estas estre­llas de neu­tro­nes, cono­ci­das como púl­sa­res, emi­ten mate­ria y anti­ma­te­ria des­de sus polos opues­tos duran­te su rota­ción, lo que da ori­gen a las nebu­lo­sas de vien­to púl­sar. En esta fas­ci­nan­te ima­gen, el púl­sar de la estre­lla se encuen­tra en la base de la «mano» y reci­be el nom­bre de PSR B1509-58. Los tonos mora­dos y blan­cos que se extien­den por la nebu­lo­sa han sido cata­lo­ga­dos como MSH 15–52, según Hei­di Ham­mel, astró­no­ma pla­ne­ta­ria y cien­tí­fi­ca del Pro­yec­to del Teles­co­pio James Webb de la NASA.

La Mano Cósmica Púrpura y Blanca

Esta ima­gen ha des­lum­bra­do a la comu­ni­dad cien­tí­fi­ca y al públi­co en gene­ral por su sor­pren­den­te pare­ci­do a una mano. Si bien es una ima­gen inquie­tan­te y her­mo­sa que inci­ta a hacer pre­gun­tas, des­de un pun­to de vis­ta cien­tí­fi­co es un logro nota­ble al per­mi­tir mapear los cam­pos mag­né­ti­cos por pri­me­ra vez en esta nebu­lo­sa, pro­por­cio­nan­do una com­pren­sión más pro­fun­da de los últi­mos momen­tos de la vida estelar.

Esta nebu­lo­sa está ubi­ca­da en la cons­te­la­ción de Cir­ci­nus, des­cu­bier­ta por el Obser­va­to­rio de Rayos X Eins­tein en 1982. Con una seme­jan­za a un com­pás de dibu­jo, esta cons­te­la­ción abar­ca alre­de­dor de 150 años luz, según el Jour­nal Astrophy­si­cal. El uso de teles­co­pios para docu­men­tar los cam­pos mag­né­ti­cos de estas estre­llas muer­tas y colap­sa­das pue­de des­en­tra­ñar los com­por­ta­mien­tos de par­tí­cu­las ener­gi­za­das y anti­ma­te­ria que que­dan de estos gigan­tes celes­tia­les, lo que lle­va a un mayor enten­di­mien­to del universo.

Esta fas­ci­nan­te ima­gen, publi­ca­da recien­te­men­te en el Astrophy­si­cal Jour­nal, es uno de varios des­cu­bri­mien­tos celes­tes inquie­tan­tes que la NASA ha reve­la­do recien­te­men­te. En un hallaz­go pre­vio duran­te este año, la misión Juno de la NASA cap­tu­ró una foto­gra­fía del polo nor­te de Júpi­ter que se ase­me­ja­ba a un ros­tro de ojos gran­des y angus­tia­dos. La agen­cia com­pa­ró esta ima­gen con un «retra­to cubis­ta que mues­tra múl­ti­ples pers­pec­ti­vas» en una publi­ca­ción de Facebook.

En 2001, la NASA cap­tu­ró por pri­me­ra vez el púl­sar PSR B1509-58 uti­li­zan­do el teles­co­pio espa­cial Chan­dra. Este des­cu­bri­mien­to mar­có el ini­cio de una com­pren­sión más pro­fun­da de las nebu­lo­sas de vien­to púl­sar, que pare­cen tener la for­ma de una mano. El acce­so a los cam­pos mag­né­ti­cos, como seña­ló Ham­mel, es fun­da­men­tal para com­pren­der el naci­mien­to de las estre­llas y cómo las estre­llas mori­bun­das afec­tan sus entor­nos, un aspec­to cru­cial en el estu­dio del uni­ver­so y sus misterios.

El cos­mos sigue sien­do un espa­cio inson­da­ble, lleno de des­cu­bri­mien­tos asom­bro­sos y des­lum­bran­tes que des­pier­tan nues­tra curio­si­dad y pasión por com­pren­der el vas­to uni­ver­so y sus mis­te­rios. Esta ima­gen es tan solo un ejem­plo de la increí­ble belle­za y com­ple­ji­dad que el espa­cio pro­fun­do tie­ne para ofre­cer a la humanidad.